Decía alguien, que creía tener mucha experiencia, que apenas sí le quedaban dos dedos en la mano derecha para saber sí el ventilador (o abanico) estaba encendido.
Y es que no son pocos en A.A. los que creen que experiencia es lo que se hace, a veces repetitivamente y hasta con los mismos errores, sin corregirse, y no lo que se aprende de lo que se hace.
Es común en los grupos escuchar historias trágicas, dolorosas, de mucho sufrimiento, en donde se extienden narrando con “pelos y señales” , y a veces con morbo y hasta llevándolas al extremo de la exageración —tal vez para impresionar, para llamar la atención o competir en sufrimiento con otros historiales—, considerándose esto como personas de mucha “experiencia”.
Pero pocas veces los mismos nos cuentan cómo pararon de sufrir, cómo resolvieron sus problemas, cuál es definitiva la solución? En palabras de Bill, “¿Cuál es la formulita?”, como le preguntó cierta vez a Ebby, su padrino… Ellos, si acaso, y después de haberse extendido en describir su pasado, paran intempestivamente, y algunos terminan diciendo “hasta que llegué a AA”, y van, y se sientan. Se queda uno sin saber cómo terminó la película, sin poder conocer el final de la historia…
Se extienden demasiado en la narración de los síntomas de la enfermedad, pero muy poco o casi nada se refieren al remedio para la recuperación, y sobretodo, cómo se los están tomando y qué efectos están obteniendo.
Es como manifestar pública o privadamente que teníamos una enfermedad muy grave, muy seria y espantosa, y que fuimos donde el médico, pero nada más… No se cuenta en realidad en qué consistía la misma, qué remedio nos mandó el doctor para la misma, y como nos estamos sintiendo ahora. Aunque esas cosas suceden: hay personas que van donde el médico porque se sienten muy mal y después de que uno les pregunta "qui`hubo, ¿cómo te fue? ¿qué enfermedad tenías?" Responden, “No, no sé: el doctor no me dijo nada.”
Y tampoco se le ocurrió, al hombrecito, o enfermito éste (pobrecito) preguntarle qué tenía o para que servían los remedios que le recetó, los cuales muchas veces ni se los toman como debe ser, pues a los pocos días los abandonan porque ya se sienten mucho mejor. Mírese si no en los botiquines de nuestras casas. En todo encontramos un sinfín de remedios sin utilizar, porque casi nadie cumple debidamente con los tratamientos.
Igual ocurre con muchos alcohólicos que apenas si llegan a enterarse de que no pueden volver a beber, que tienen que evitar la primera copa, y entonces se dedican a tratar los síntomas
—porque ese es el síntoma del alcoholismo: el beber sin control, y no la enfermedad real, que “es astuta, desconcertante y poderosa”.
Dice el refrán que “Cuando uno cae a un pozo, no se queda dentro de él tratando de resolver cómo se cayó, sino como salir de él.” Pero no falta quién se quede hablando más de porqué y cómo se cayó, que de lo más importante que representa para los que también han caído en él, como pudo salir de allí. Y lo curioso, es que viven contando por años y años la misma historia de lo mal que se sentían dentro del pozo, considerándose por parte de los demás —y por el mismo afectado— que por eso tienen mucha experiencia. ¡Vaya experiencia!
Aquella jóvenes a punto de parir le pedían a la más veteranas que no les hablarán más de los dolores del parto, sino de las alegrías que representaba tener un bebé y sentirse como madres.
óskareme
jueves, 4 de marzo de 2010
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si uno no se explica,se queda sin palabras,porque algunos si podemos y otros no,claro que cada cabeza es un mundo,y todos tenemos la misma enfermedad,pero resulta que unos tienen mas resistencia hacia el alcohol,no se si estare equivocada,es mi punto de vista,pero si me gustaria escuchar otras opiniones,o es una posicion muy exigente hacia los que no han podido,entonces suena asi,como yo pude tu tambien,eso suena muy egoista,porque todos no respondemos a los tratamientos o a las medicinas de la misma manera.ami me ha pasado muchas veces,que digo julanito no ha podido,porque? sin palabras.o sera que hay unos cerebros mas dañados que otros,yo tengo un hermano alcoholico,y dice que no lo es ,lleva tomando unos 40años.ya tiene 65,y lo veo muy lejos pero muy lejos de la sobriedad,yo si pude salir gracias a dios ya tengo una sobriedad de 22 años,ves porque digo lo que digo yo si pude el no,sin palabras.gracias
ResponderEliminarUno de los grandes problemas que se presentan en los grupos es la competencia de "fondos" o "experiencias" entre algunos de los miembros; estas competencias hacen que las fantasias que algunos inventamos, se conviertan en realidad, debido a que las estamos repitiendo hasta el cansancio; compartir esperiencias (pasado), fortalezas (presente) y esperanzas (futuro), se convierte en un compartir de "experiencias, experiencias y experiencias" en el cual la recuperación no aparece por ningún lado.
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