martes, 2 de marzo de 2010

Amor "duro"

Me cuesta trabajo creer y aceptar que existan en AA grupos denominados «duros», pero duros en el sentido del vocabulario soez, la agresión verbal y el maltrato psicológico que se registra entre sus miembros, incluso con los nuevos.

Grupos en donde los miembros se comportan con enorme prevenciones, con recelos, con insultos, con un vocabulario soez, confrontándose constantemente, sin el más mínimo respeto del uno por el otro, por el hermano alcohólico, incluso por la persona no alcohólica que nos puede estar visitando. ¡Que horror! Esto suena más a cafetín de mala muerte, a bajos fondos, a comportamientos de grupos pandilleros, que a un lugar de cortesía, de respeto, y de amor, como debe ser un salón de reuniones de Alcohólicos Anónimos.

¿No se darán cuenta —quienes así obran—, que los grupos y las reuniones de AA son para salvar vidas humanas? Los salones de nuestras reuniones yo los considero lugares “sagrados”; sagrados en la acepción que hace el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, como “cualquier recurso o sitio que asegura de un peligro”.

No creo que ambiente así sean propicios para que algunos alcohólicos se queden en el programa bajo una atmósfera de conflicto, de enojo, y de confrontación, como la que se ven en algunos lugares. ¡Que susto y que miedo ocasiona el llegar hasta un sitio con estos ambientes! No creo que sean muchas las damas y los jóvenes que logren encajar en el programa bajo estas condiciones. Por supuesto que hay gente tan necesitada que se queda esperando a ver en qué momento les ayudan y dan con la clave que les permita abrir las verdaderas puertas del programa de AA, aunque no permanecen muy contentos… cuando no es que se aburren, se cansan, y se van.

Pero lamentablemente este tipo de grupos existen, los tenemos en casi todas partes, y ante esto lamentablemente nada o muy poco se puede hacer, excepto que los alcohólicos tomen conciencia de lo que representan los Doce Pasos para su recuperación, para su cambio de vida, y las Doce Tradiciones para la unidad y vida de sus grupos. El cofundador de Bill W. fue muy claro al manifestar que "Nuestras Tradiciones son una guía para mejores formas de trabajo y de vida. Y son para la supervivencia de los grupos lo que los Doce Pasos para la sobriedad y la paz mental de cada uno de sus miembros."

El Paso Cuatro hace notar que “el mayor sufrimiento que hemos padecido se ha originado en la deformada relación que hemos tenido con la familia, con los amigos y la sociedad en general.” (pág. 50). Y esas malas relaciones no pueden continuar ahora, cuando estamos sin beber y en un programa de recuperación, maltratando, ofendiendo y faltándole el respeto a los demás, especialmente a nuestros compañeros y amigos en AA., porque como agrega el Paso Ocho, “Ya que las relaciones defectuosas con otros seres humanos casi siempre han sido la causa inmediata de nuestro sufrimientos, incluyendo nuestro alcoholismo.” (pág. 78)

El Paso Nueve es de reparación y de mejoramiento en nuestras relaciones personales. En general todas nuestras Tradiciones nos enseñan a ser respetuosos, corteses, amables, y generosos; nos llevan a aprender las palabras “mágicas” en las relaciones humanas, como son “por favor”, “disculpe”, “gracias” y “a la orden”, y sobre todo a aprender a saludar, en todo sitio y a sonreír, porque la alegría de vivir es el tema del Paso Doce, y no la amargura de no beber y de seguir fastidiando e incomodando a los demás.

“Aprender a vivir con un máximo de paz, cooperación y compañerismo con todo hombre y mujer, sean quienes sean, es una aventura conmovedora y fascinante,” dice el Paso Ocho. (pág. 75). El instinto social, de comportamiento, de relaciones o convivencia con los demás, tan afectado por nuestro alcoholismo, requiere ser revisado y mejorado casi en su totalidad. “Porque el verdadero espíritu del Noveno paso es la disposición a aceptar todas las consecuencias de nuestras acciones pasadas, y al mismo tiempo, asumir responsabilidad por el bienestar de los demás.” (pág. 85)

Por todo lo anterior, se deduce que los alcohólicos no sabíamos ni podíamos relacionarnos adecuadamente con las demás personas: ni en el hogar, ni en el trabajo, ni en la calle, ni en ningún grupo social. Ahora que hemos dejado de beber no podemos continuar con ese mal comportamiento ni extender esas pésimas relaciones hacia el área de los grupos, con nuestros compañeros de sufrimiento. Si queremos recuperarnos y dimensionar una nueva forma de vida debemos conocer y respetar las Doce Tradiciones, que velan siempre por la Unidad, y que nos despejan el camino para aprender a vivir mejor en comunidad. Pero aprender a convivir con otros y respetar el espíritu de las Tradiciones, conlleva practicar primero los Doce Pasos.

Las Doce Tradiciones, como bien lo señaló un excustodio no alcohólico de los EE.UU., son el más breve y hermoso tratado de relaciones humanas.

Así pues que lo único «duro» que yo he podido encontrar en nuestra Comunidad y en nuestro programa, además del trabajo y de la disciplina de los Doce y Doce, son algunos padrinos que buscan "choques emocionales" como mecanismo para lograr mayor efectividad y respuesta de los recién iniciados, y a los cuales se hace referencia en el folleto "Preguntas y Respuestas sobre Patrocinio." (Questions and answers on sporsorship)

Me parece oportuno compartir aquí el siguiente texto, que encontré en un plegable del programa de recuperación de OA —Overeaters Anonymous— (Obesos Anónimos) y que si de algo puede servir pongo a consideración de los generosos lectores de este Blog. Leámoslo detenidamente.


EL AMOR DURO

Cuando afirmamos que nos amamos los unos a los otros, ¿somos sinceros? ¿Me quieres lo suficiente como para darme una empujoncito y espabilarme? ¿Me amas lo suficiente como para decirme que vivo bajo el poder del miedo y no de la fe? ¿Me amas lo suficiente como para preguntarme si estoy trabajando debidamente los Pasos? ¿Me quieres lo suficiente como para dejarme tirado en el fondo? ¿O, prefieres desatarte de mi mano y convertirte en cómplice de mi suicidio?

Estoy convencido de que nos da tanto miedo el dar amor «duro» a los demás, no por consideración hacia la persona en cuestión, sino más bien por nosotros mismos. Si le digo a alguien lo que en verdad necesita oír, puede enfadarse conmigo. Si te digo que te veo mal, solamente seco, abstemio, trabajando muy poco el programa, puede que decidas evitarme en el grupo, o puede que incluso decidas no incluirme cuando vayas a tomar café después de las reuniones.

Ten en cuenta que yo también soy una persona enferma, emocionalmente inmadura, compulsiva, perezosa... Sin estas raciones de amor «duro» que he recibido, habría terminado en la tumba. Solo vosotros me podéis dar el amor «duro» que necesito..."

(Lifeline, agosto de 1996)



Desistamos, entonces, de la “dureza” o grosería en nuestras relaciones interpersonales, en nuestra comunicación con los demás. Dejemos la altanería, la ofensa y la agresividad en el trato con nuestros semejantes, especialmente con nuestros compañeros alcohólicos. Irrecuperémonos, que para eso estamos aquí, en AA. La cortesía, la amabilidad y los buenos modales hacen que esa unidad, por la cual propende AA, sea siempre más sólida y duradera, cuando está reconocida y admitida bajo la gracia de Dios.

óskareme

1 comentario:

  1. Si algo me preocupa en la actualidad, es la dureza con la que nos tratamos en nuestra comunidad; el chisme y las habladurías polulan por doquier; pisarle los callos a nuestros compañeros es la consigna de muchos grupos y el amor y la tolerancia de la cual hablamos brillan por su ausencia; a veces me pregunto si esto ha sido asi siempre, y me pregunto (como lo hacía un siquiatra amigo de nuestra comunidad) como no explotan en mil pedazos los lugares en que nos reunimos a causa de la neurosis que allí se maneja.

    ResponderEliminar