lunes, 8 de marzo de 2010

Nuevamente ciudadanos del mundo

(A propósito de elecciones)

Cuando llegué a AA. no tenía libreta militar; era “remiso”, como llaman aquí a los evasores en las fuerzas castrenses. No tenía cédula de ciudadanía; andaba con un recibo sucio y arrugado, pues la había botado en una de mis tantas borracheras. No había llegado a declarar renta y como tal no había pagado ningún tipo de impuestos. (La verdad es que tampoco tenía mucho para declarar).

No había llegado a participar ¡nunca! en unas elecciones para elegir a nuestros gobernantes; no le gastaba tiempo “a eso” y me dedicaba más a beber que era lo que más me agradaba, especialmente en los días de elecciones, cuando había Ley Seca. En fin, que antes de mi llegada a A.A. yo no cumplía con mis deberes de ciudadano, ni de vecino, ni de padre de familia, ni de nada. Sólo los correspondientes con el dios Baco.

Ahora, en mi nueva forma de vida que me depara el ejercicio diario de los Doce Pasos de AA., tengo nueva cédula de ciudadanía (con fotografía actualizada a color y mejor semblante, ¡vaya!), libreta militar, pase de conducción, carné de EPS, tarjetas de crédito —no solo bancarias sino también de varios supermercados—, la “Cívica”, para montar en el Metro. Tengo Runt y RUT, asisto a las asambleas de copropietarios en el edificio en donde poseo un apartamento, como también en la Unidad Residencial en donde residía hasta hace poco, y hasta llegué a prestar en varias oportunidades diversos servicios en sus Juntas Administradoras.

Pero para mí ahora, algo de lo más importante es que salgo a cumplir con mis deberes y con pleno derecho de “nuevo ciudadano,” como dijo Bill W., y cada vez que me corresponde acudo a las urnas a votar para alcaldes, gobernadores, concejos municipales, asambleas departamentales, Congreso, Senado y presidente de la República. No me da pereza, ni me escudo detrás de un falso y común decir, “¿para qué votar?, si casi siempre son los mismos con las mismas.”

Claro que tienen que ser siempre “los mismos”, si yo no salgo a cumplir con mis deberes de asistir a las urnas: a votar a conciencia, con responsabilidad, y por quién considere que puede gobernar lo mejor posible mi país, en donde ahora vivo, trabajo, y me recupero de una enfermedad que muchos en estos momentos se están muriendo sin saber lo que les pasa.

Considero que la recuperación del alcoholismo debe verse reflejada en todos los aspectos de nuestra vida y en ésta ocasión, sobretodo, de enorme trascendencia para con el futuro de nuestro patria, asistir al puesto de votación este 14 de marzo para elegir senadores y representantes a la Cámara, como también el 30 de mayo, próximo, para escoger al nuevo presidente de Colombia.

Un a.a. que se sienta recuperado debe ser muy sincero consigo mismo y tomar conciencia de lo que representa su voto, su participación honrada en los destinos democráticos del país, y con relación a esto quiero ahora refrescar lo que Bill W. escribió en una carta datada en 1959, y publicada en el libro “La manera de vivir en AA, como la Bill”:

“En su oportunidad, cada uno de nosotros, es decir, el miembro que más provecho le saque al programa, pasa una gran parte de su tiempo haciendo trabajos de Paso Doce en los primeros años de sobriedad. Ese fue mi caso, y tal vez no habría permanecido sobrio con menos cantidad de trabajo.”

“Sin embargo, tarde o temprano la mayoría de nosotros se ve confrontado con otras obligaciones, hacia la familia, los amigos y la patria.”

(…)

“Yo sólo sé que se espera, en algún momento, que hagas algo más que llevar el mensaje de A.A. a otros alcohólicos. En A.A. nuestro objetivo no es sólo la sobriedad, nuevamente tratamos de ser ciudadanos del mundo que rechazamos, y del mundo que antes nos rechazó. Esta es la demostración esencial de que el trabajo de Paso Doce es lo primero pero no la única finalidad.” (Nº 21, Subrayado mío)

Por eso yo, no solo asisto a las reuniones de elección o de trabajo de mi grupo base, sino que también contribuyo con mi voto y me ofrezco para algún servicio, y si me llegan a elegir, lo presto con gusto, con ganas y sobretodo con responsabilidad; con plena conciencia, consultó y me capacito para hacer mejor lo que me corresponde, aun así algunos a.a., en los servicios generales, me hayan endilgado el “honorable” título de que “yo no sé trabajar en equipo,”
para excluirme o no darme posibilidades de participación en los servicios generales.

Por eso ahora cuando yo con plena conciencia invito a mis amigos y compañeros de AA a salir a votar con responsabilidad en las próximas elecciones, tengo la seguridad de que no estoy haciendo campaña política por alguien o por ningún partido, sino que le estoy mostrando a muchos —y sin que me lo pidan—, la necesidad que tenemos todos de cumplir con el enorme deber que tenemos como nuevos ciudadanos de Colombia y del mundo.

óskareme

1 comentario:

  1. CLARO QUE TENEMOS TODO EL DERECHO Y EL DEBER DE VOTAR,LOGICO.LOS AA NO PODEMOS MIRAR SOLO EN UNA DIRECCION,VIVIMOS EN COMUNIDAD POR LO TANTO NUESTRO VOTO ES Y SEGUIRA SIENDO UNA RESPONSABILIDAD,COMO BUENOS CIUDADANOS,NO PODEMOS QUEDARNOS CON LA IDEA DE QUE SOLO SE VOTA EN LAS REUNIONES DE AA.A ESTO SE LE LLAM DEMOCRACIA,Y LOA AA HACEMOS PARTE DE ELLA

    ResponderEliminar