¡Ya no
estamos solos!
El
alcoholismo ha sido considerado por algunos especialistas como “la enfermedad solitaria”. El alcohólico
por muy bien acompañado que se encuentre, rodeado de amigos, familiares y gente
que lo quiere y aprecia, él, en fondo, se siente infinitamente solo,
incomprendido y hasta rechazado.
Es
así como muchos de nosotros, cuando llegamos a AA., nos hicimos la pregunta que
recoge el Texto Básico, en su capitulo “Una visión para ti”: “¿Pero, se nos va a condenar a un vida en la
que seré un estúpido, aburrido y mahumorado como algunas personas ´virtuosas´
que conozco? Sé que tengo que pasar sin alcohol, pero ¿cómo voy a hacerlo?
¿Tienen ustedes algún sustituto?” Y
nos responde el mismo Libro: “Si, hay un
sustituto y es mucho más que eso. Es la Comunidad
de Alcohólicos Anónimos. Allí encontrarás la liberación de las inquietudes,
del aburrimiento y de la preocupación. Tu imaginación encontrará estímulos. La
vida tendrá al fin un significado. Los años más satisfactorios de tu existencia
están por delante. Eso encontramos nosotros en la Comunidad y tú también lo encontrás”. ((p. 140. Las negrillas
son mías.)
La
palabra Comunidad se deriva de dos
raíces; mei, que significa cambio o
intercambio, unida a kom, que
significa con, y juntas, producen la palabra kommein, que signfica “compartido por todos”. Además del anterior significado, la palabra Comunidad, produce una agradable
sensación que nos permite abandonar el sentimiento de soledad, de aislamiento,
de inútilidad. Uno se siente bien cuando alcanza a pertenecer a “algo”. De allí
la importancia de asistir, participar, involucrarse en las actividades del
grupo, de acuerdo con el desarrollo personal en el programa. El Grupo de A.A.
tiene la enorme importancia de que nos ayuda resocializarnos; a integrarnos al
rebaño humano. A sentir que pertenecemos.
“Por
nuestras retorcidas relaciones con la familia, los amigos y los demás, fue por
lo que más sufrimos nosotros los alcohólicos”, indica el Paso Cuatro (p. 50); y
el Paso Ocho lo confirma, agregando, “y por lo que más bebíamos”. (p.78)
Observemos que el alcohólico en encajar más rápidamente en el programa es aquel que pregunta, comparte y participa; que ingresa a formar parte del grupo, que no se limita a ser un simple asistente a las reuniones, sino que se preocupa y se interesa por las diversas actividades que se adelantan en el grupo, por todo aquello de lo que puede ocurrir al interior de la Comunidad, actividades en las cuales A.A. le otorga el derecho y las facilidades de participar. (Conceptos 3 y 4).
Es
tan importante el concepto de Comunidad y
el lograr que los alcohólicos formen parte de ella, que durante la Convención
de San Luis, en 1955, tres amigos nuestros no alcohólicos que intervinieron en ella,
se refirieron en los siguientes términos, según apartes tomados del libro “AA
Llega a su mayoría de edad”.
El
Rvdo. Sam Shoemaker, manifestó: “Yo creo que hay cuatro factores universales
en todos los despertares genuinamente
espirituales: la conversión, la oración, la comunidad y el testimonio”. Y refiriéndose, concretamente, a
su interpretación de lo que es Comunidad
señaló, figurativamente: “Es como una
cantidad de gente que se sienta en la estación del ferrocarril a pensar que ya
están en el tren. Todos hablan acerca del viaje, se oyen los nombres de las
estaciones y se compran los tiquetes, se siente el olor del equipaje a nuestro
alrededor y hay una gran inquietud, y si uno se sienta durante un tiempo
suficiente llega casi a convecerse que está en el tren. Pero no, no lo está, únicamente
empieza a dirigirse hacia el punto cuando se monta en el tren y se aleja de la
estación. Pero a usted lo alejan de la estación; usted no camina por sus
propios medios”.
El
Dr. Bernard Smith, destacado profesional
abogado y quien prestó enorme ayuda para la conformación de la Conferencia y
los servicios generales de AA, igualmente se refirió acerca del significado y
lo que representa la Comunidad, para
el alcohólico, que de alguna manera complementa lo anterior del clérigo
Shoemaker: “Para que exista una verdadera
comunidad son necesarias tres condiciones:
La posesión de un ideal común que involucre el alejamiento completo de la
división y el egoismo. El propósito de una tarea común lo suficientemente
grande para capturar la imaginación y darle expresión a la lealtad. Y la camadería,
la cualidad de unión, mezcladas en tal forma que puedan encontrarse la alegría
y la fuerza de pertenecer a una sociedad orgánica que se compromete a un
servicio de tiempo completo. Podemos encontrarla en su mayor amplitud cuando el
ideal es alto y valioso, cuando la tarea se extiende y se integra cada onza de
nuestra fortaleza y a cada elemento de nuestro ser, cuando la camaradería es
tan sólida y produnda que respondemos unos a otros sin esfuerzo consciente, nos
damos cuenta de la neceidad inefable y reaccionamos a ella espotánea e
inmediatamente.”
Finalmente,
el Dr. Harry M. Tiebout, prestigioso
psiquiatra, señaló también durante su intervención en la Convención de San Luis,
y a manera de sentencia: “Creo que
cualquier grupo o individuo que deje de participar en la tarea de organización
está omitiendeo sus servicios al grupo y a sí mismo, al no someterse a los
valores disciplinarios inherentes a aquellas actividades. Es probable que se
mantenga libre de ataduras, pero también está dejando que su ego permanezca
incontrolado. Sus probabilidades de permanecer sobrio no tienen un alto
porcentaje. Está caminando solitario y puede necesitar otro milagro, que tal
vez no llegue la próxima oportunidad”.
El
alcohólico que ha procesado obediente y disciplinadamente los Pasos, logra como
resultado un despertar espiritual, vital para su recuperación. De esta manera hemos
encontrado un Poder más grande para liberarnos de las garreas del alcohol, según
nos dejaron saber los pioneros, y nosotros lo pudimos constatar. Él (Dios, como cada cual lo perciba) ahora es
nuestro Jefe y nosotros sus obreros. Y una forma de comunicarnos con el Jefe,
es por medio del Paso Once. “Tal vez una
de las mejores recompensas de la oración y la meditación, es el sentir que pertenecemos. Ya no vivimos en un mundo
hóstil. Ya no estamos perdidos, temerosos y sin objetivos”. ¡Ya no estamos
solos!
óskareme
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