martes, 31 de agosto de 2021

 


Conócete a ti mismo. 

Un maestro espiritual contaba una vez la historia de una antigua vasija de cerámica y de un valor inestimable, que había sido utilizada durante muchos años por un mendigo que terminó en la miseria.

El sucio y harapiento hombre vivió totalmente ignorante del valor real de aquel objeto con el que había pedido limosna toda su vida. Después, en una subasta pública, alguien pagó una suma millonaria por esa vasija, dado que reconocía el valor que tenia la misma. 

Cuando el discípulo le preguntó al maestro una explicación de dicha historia, le dijo:

“Casi siempre las personas centran toda la atención en el conocimiento de las cosas, de lo que lo acompaña o lo rodea, pero muy pocas veces se interesa por sí mismo, por su interioridad. Por la vasija que guarda cualquier cumulo de conocimientos”. 

El sabio siempre se esfuerza por avanzar en el propio conocimiento, en ese “conócete a ti mismo” que es la fuente de madurez y sabiduría. El Paso Cuatro, es nuestro mejor medio, como alcohólicos, para empezar a conocernos, con nuestros defectos y cualidades.

El conocimiento de mí mismo me lleva a la liberación, a la libertad. Además, “nadie ama lo que no conoce”. Si no aprender a conocerte no te vas a valorar, estimar y amar, en el buen sentido de la palabra. El Maestro de Galilea, dijo alguna vez: “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” Juan 8,32.) 

Nosotros los alcohólicos vendimos muy barata nuestra libertad, por poder, por riqueza, por fama y por todo tipo de relaciones posesivas, y adictivas. Al no poder obtener todo esto, o no saberlo manejar, nos anestesiamos en el olvido del alcohol.

SOY LIBRE cuando nada ni nadie me esclaviza, cuando hago el bien, amo la verdad y soy responsable: cuando corto con toda dependencia nociva de personas, situaciones y cosas que tratan de tiranizarme. SOY LIBRE al depender de mi Poder Superior. SOY LIBRE al evitar apegos, vicios y prejuicios.

La libertad es ante todo una conquista interior. Por eso un sabio griego cuando iban a venderlo como esclavo, les gritó a todos los que le observaban:

“Aquí hay un maestro, hay hombre libre,

¿hay algún esclavo que quiera comprarlo?”

 

óskareme


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